Madrid, 20 de abril de 2015. La Coordinadora muestra su más absoluta consternación ante los naufragios que se han producido en la última semana en el Mediterráneo en los que podrían haber muerto más de 1.000 personas. Según los testinomios de quienes consiguieron llegar a tierra las personas fallecidas eran extremadamente jóvenes, muchas de ellas niños y niñas.

Las personas que se embarcan en estos viajes a ciegas huyen en su inmensa mayoría de graves conflictos y crisis humanitarias que ponen en riesgo su vida y las de sus familias.

La cifra es absolutamente escandalosa y forma parte de una realidad que, solo en 2014, y según cifras de ACNUR, se cobró la vida de 3.500 personas (sin tener en cuenta las muertes de esta semana). La enorme dimensión de esta tragedia pone de relieve la necesidad de contar con leyes europeas que protejan a las personas migrantes. Se están perdiendo miles de vidas a las puertas de una Europa que no es capaz de proteger los derechos humanos de las personas migrantes, refugiadas y solicitantes de asilo. Los convenios internacionales firmados por los gobiernos en este sentido están siendo sistemáticamente incumplidos.

Las ONG llevan meses exigiendo a la Unión Europea que rescate a las personas que arriesgan su vida en el Mediterráneo mientras huyen de la guerra y de gravísimas crisis humanitarias.  Mientras tanto, la Agencia de Fronteras de la Unión Europea, admitió recientemente que el “salvamento de inmigrantes no es su prioridad”.  Ante la pasividad de las autoridades europeas, las ONG continúan su labor de atención a las víctimas e incluso han iniciado una operación conjunta de rescate y atención médica en el Mediterráneo.

Urgen medidas legales que den un giro a esta situación y garanticen los derechos humanos. El Mediterráneo se está convirtiendo en una fosa común en la pierden la vida miles de personas, muchas de las cuales huyen de la guerra en busca de un refugio que, en contra de la legislación internacional, se les niega. No tomar cartas en el asunto de manera urgente y eludir las responsabilidades daría cuenta de una Europa que desprecia flagrantemente sus valores fundacionales de solidaridad entre los pueblos y defensa de los derechos humanos.

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