• La falta de acuerdo entre los países de la UE para la distribución de 120.000 personas propuesta por la Comisión demuestra que Europa incumple reiteradamente sus propias leyes de asilo y refugio y deja en total desamparo a miles de personas con derecho a protección
  • No se ha conseguido más que ratificar el acuerdo ya alcanzado en julio para distribuir de 40.000 solicitantes de asilo desde Grecia e Italia. Esto significa un vergonzoso inmovilismo que no responde a la gravedad de la crisis humanitaria
  • El refuerzo de la vigilancia en las fronteras no puede ser la solución. Tal medida alimentará la criminalización de quienes huyen de situaciones extremas en las que su vida y las de sus familias corren serio peligro. Reforzará también a las mafias que negocian con el viaje de migrantes y refugiados; y alimentará  discursos xenófobos que podrán llegar a justificar políticas injustificables como la de Hungría que equipara a migrantes con delincuentes
  • Mientras la UE muestra su cara más irresponsable, la ciudadanía europea está demostrando un compromiso firme con las personas que llegan a nuestras fronteras y exige respuestas políticas a la altura de la complejidad de la situación. El compromiso ciudadano vuelve a estar muy por encima del de sus representantes políticos
  • Urgen medidas responsables y coherentes con las obligaciones de la UE en materia de protección. La gravedad de la situación no puede esperar a una nueva reunión el 8 de octubre en la que ya se anuncia que los compromisos serán voluntarios. Se está jugando con la vida de miles de personas. Como humanidad, nos jugamos demasiado.

Madrid, 15 de septiembre de 2015. Un fracaso más. La Unión Europea vuelve a dar la espalda a la mayor crisis de refugiados desde la II Guerra Mundial. La falta de compromiso de los ministros de interior con la distribución propuesta por la Comisión muestra una Europa que olvida las leyes internacionales e incluso las propias en materia de asilo y refugio.

Una oportunidad perdida. La enésima ocasión en la que Europa podría haber demostrado coherencia con sus  valores fundacionales sobre el respeto a los derechos humanos, la justicia universal y la solidaridad entre los pueblos.

El Mediterráneo y nuestras fronteras se están convirtiendo en fosas comunes ante las que Europa vuelve la espalda, construye vallas y sitúa fuerzas policiales. Esta actitud resulta especialmente incoherente mientras la UE celebra el “Año Europeo del Desarrollo”; ¿desarrollo para quién?

Reiteramos la exigencia a la Unión Europea, a los Estados miembro y a España de que:

  • Se cumplan los convenios internacionales, y las directivas y reglamentos europeos en materia de asilo y refugio;
  • Se abran rutas legales y seguras para evitar que las personas que huyen del conflicto y persecución se vean obligadas a realizar viajes tan peligrosos;
  • Se habiliten mecanismos legales para realizar en los países de origen las peticiones de asilo, de manera que se eviten los arriesgados viajes que se ven obligados a realizar;
  • Se garanticen sistemas adecuados de acogida para la población refugiada;
  • Se respeten los derechos humanos en las fronteras y se proteja a las personas;
  • Se garantice la Ayuda Humanitaria  bajo los principios de neutralidad, imparcialidad e independencia
  • Se refuercen las operaciones de búsqueda y salvamento humanitario en el Mediterráneo y el Egeo;
  • Se descarte la idea de cooperar con países que violan derechos humanos para que restrinjan los flujos migratorios hacia la Unión Europea;
  • Se garanticen políticas comerciales, económicas y diplomáticas que respeten los derechos humanos y respeten los recursos locales
  • Se cumpla rigurosamente con el Tratado de Comercio de Armas;
  • Se garantice que las empresas transnacionales no esquilman los recursos de los países de origen y cumplen las leyes de transparencia y fiscalidad de manera que no salga de los países en forma de evasión de impuestos cantidades que superan ampliamente las partidas de ayuda oficial al desarrollo;
  • Se adopten medidas coherentes para luchar contra la desigualad, reducir la pobreza y prevenir los conflictos armados en las zonas de origen
  • Se recuperen los fondos de la política de cooperación al desarrollo, con un compromiso de alcanzar el 0.4% en la próxima legislatura, como forma de contribuir a la mejora de las condiciones de vida en los países de origen.

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